miércoles, 15 de diciembre de 2010

Martes 14 AUTOPSIA DE UN DICIEMBRE VIII

Con el velo verde y la mirada presa
te espero,
puede llover de mil maneras
mientras surcan mis raíces las honduras,
me arraigo y me lacto de mi tierra,
la bautizo, nuestra,
subyugada al reto de tenerme firme
apuntalando mis sentidos con columnas corínticas
y ser cariátide, perseverarme en piedra o esmeralda,
soportar un templo laico,
un collage a la medida de nosotros
al que nunca fustiguen ni los hurtos ni las penas,
el altar orgánico de los días que no fueron selva,
invernáculo en cristal tallado
enfatizando cada rayo que lo aviva
sobre dos cuerpos deshojados,
sudando savia y yertos entre nitratos.

3 comentarios:

  1. Te felicito, escribes muy bien.
    Me pareció muy interesante la utilización que haces de un léxico tan amplio, y como evitas los lugares comunes.
    Seguiré pasando y leyendo tus escritos.
    Un abrazo.

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  2. Este poema está lleno de cúspides, de cúpulas. Y de otras muchas cosas que no puedo nombrar. Un saludo. Tus poemas son preciosos.

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