Cuando uno es juicioso de su exigua lacra
se desmayan los arboles llorones
y se cauterizan los áureos pendientes del crepúsculo,
hoy se atajan los caminos,
se hacen verde,
se hacen sombra, de la que nunca refresca,
porque aquí no hay singulares runas de sentirse
solo destellos fusiformes de saberse.
se desmayan los arboles llorones
y se cauterizan los áureos pendientes del crepúsculo,
hoy se atajan los caminos,
se hacen verde,
se hacen sombra, de la que nunca refresca,
porque aquí no hay singulares runas de sentirse
solo destellos fusiformes de saberse.