Oxidados ejes sin bruñir,
chirrias como rueda añeja,
que amarrada en estos torpes lomos
obligada por un cerril buey.
Hoy te has presentado, viento,
cogiendo a la verbena rasa,
increpando y rociando serenas,
con brío, estridente revés.
Me hostigas y asustas, Bóreas,
hijo de divinidades,
tolvanera entre la nube y zarza,
espiral que te muestras ¡¡ Lo ves !!.
Agitas mi mente y provocas,
enardeces mis poros, mi piel,
yo no te invité a esta gresca,
llevas muy mal el cliché.
No te quiero como amante,
alguien te ha indicado mal,
prefiero a Céfiro en arenales,
besando mis labios de Hiel.
Que por benditos y tiernos,
no tienen más que querer,
y menos a un Dios obstinado,
que me aja y mancilla mi piel.