sábado, 31 de marzo de 2012

Tengo un inquilino que se alberga en la trastienda de mi pecho,
habla musitando y piensa demasiado,
se sustenta con mi aire y me disloca.
Tengo un inquilino que se come mis silencios,
muerde mis latidos en desidia y duelen.
Ni siquiera  sé si sueña o se recoge,
tampoco si respira,
pues  sisea secamente en los rincones
expulsando sus palabras con mi aliento.
Pretende hacerme más del menos, eso dice…
sin ambages, para que me cueste un poco menos comprenderlo.
Probaré a vivir sin los impulsos de este rincón ocupado y sin vistas.

sábado, 17 de marzo de 2012

La resaca va tomando forma de acepción,
se torna piel entre la comisura de las uñas
y no entiende de nada,
ni tan siquiera de recuerdos.

Aún cálido el resuello
de unas manos que entumecen
las cartografías de las noches,
la resaca se culmina en el delirio,
en la tristeza que se vuelve risa o pena
¡o que se yo!
si  será el verbo sobre el verbo
o el grito sobre la espesura de un aliento
que se torna cuello
y agradece ser objeto,
el aguantarse erguido
para someterse al eco de los días.

domingo, 4 de marzo de 2012

Un cajón que ya no cierra y se pregunta
un ¿para qué?
y no es que esté de vuelta,
simplemente está de paso,
 lejos de cualquier rareza
que distraiga lo que tiene más que claro,
diáfano y sin opción a réplica ni engaño.