jueves, 23 de septiembre de 2010

Jueves 23 VIII DE XXII

A contrarreloj me siento en este lecho,
ambiguo tálamo de cortesía
que se acicala en mesa, en canterano,
tantas veces testimonio de quimeras,
un bis a bis cautivo por intuiciones,
por las confesiones naturales y desnaturalizadas,
un medio, una senda munífica
inmunizada al disimulo inexistente,
y así somos, vivimos, conquistamos cimas, sufrimos,
dormimos, nos cuidamos.

Gracias por cada rayo entre
el destello y la asonancia
que me admira y que yo admiro,
gracias por velar de mis excesos,
por ser lumbre
y rescatar a mis pupilas de un naufragio,
gracias a unos labios que interpretan
y a unas manos que me enseñan braille
de la literatura del cuerpo,
gracias por no hablar con la palabras,
siempre me gustó el silencio.

Y hoy quiero expresarte y digo
que aunque la presunta nulidad se cierna,
es presunta agonizando.