jueves, 24 de junio de 2010

Jueves 24 HAY BESOS Y HAY BESOS

Dulce, como un desliz de almíbar en los labios,
palabras que se caramelizan en la llaneza de la lengua
y se deslían en el jugo de dos bocas codiciosas,
se presentan, se lían, dueñas de la oscuridad impermeable
y se altera el nivel de azúcar de la yugular latente
los días impares, pares, con manos, sin manos,
apéndices del tiempo y del colateral exceso diabético.
Besos de ámbar y canela en los fluidos de jazmín confuso
de un amanecer asilvestrado,
jugando a los versos que se versan sin espacio y sin lugar a darlo,
cucharitas niqueladas en lo raso de un techo teñido en celestes
y las vendas de los ojos aparentan un sudario perpetuado
en los matices que se prestan presos de lo poco,
y de lo mucho se hacen cruces entre músculos de los que saben
cadenciosos y sin ciencia de un placer que se desboca
entre las bridas de jamelgos circulares,
ensartados entre púrpuras y psicotrópicos albos,
una feria que se embriaga entre algodones y delicias,
y un público entregado sin ojos de beso,
autómatas y corazones de hojalata que ya no se oxidan.