sábado, 11 de septiembre de 2010

Sábado 11 I DE XXII

Unas manuscritas manos se identificaron con las sílabas
de un instrumento de viento en deshielo,
cúspide volátil de un cráter
que anhelaba los impulsos de cadencia
rasgando con un filo de estilete los silencios.

El raso que envolvía su místico sustantivo
se dejaba evidenciar bajo la sombra de una aventurada inercia,
sinuosa elipse bajo palio, el primer elemento comedido
diseminado por la regresión de los metales líquidos
y el prolífico fervor de sus efluvios.

Lava sobre lava, córtex cóncavo y convexo
de un plexo de peciolos y de esporas
limitando en estuarios de lo más protegido,
zona de naturaleza y floresta
expiada por los apetitos más nobles

¿Y por qué no? ¿Decir vetustos?