Silencio, ¡¡No escucho más!!
Solo un recital sitiado,
una sordina que escuda
seductora en sus maneras
de bailarse, de instalarse.
Sensualidad caprichosa
que se envuelve en cinta y lazo,
estremecedora cenefa,
céfiro zigzagueante ¡¡Danza!!
Vence el miedo a secuéstrame
sigiloso y encelado sucedáneo
de los sabios consagrados,
asignaré una simiente
en la consigna de sacros.
¡¡Sálvame del sin-sentido!!
Sudaré sal en solsticios,
soberana de mi sangre
sin sabores sostenidos
siendo simples mis suplicios.