viernes, 8 de octubre de 2010

Viernes 8 PECULIOS

Hay lugares que se hacen templos,
santuarios de presencias
con anatomía purpúrea y atemporal.

Antes, mis recuerdos vinculantes
eran siempre de sabores y talegas,
pragmática, ebria y estática,
sin gestión y asimetría craneal,
la no extinta en apariencia alba.

Hoy, en la tranquilidad de ser más pobre
es cuando crecidamente ostento,
tengo un nombre,
un nombre propio y otro impropio,
este es el sujeto de mi causa y mi peculio,
de mis pensamientos y mis ganas,
y es que soy de la existencia, un grito,
el detonador botánico de tu frondosa selva
en el exilio paralelo y sus permutas.

Jueves 07 XIV DE XXII

Tengo un seminario ecléctico
redundando el estribillo de mi corola ocular,
estrábico y vernáculo,
supuestamente fuera de mi peso,
pero yerra la reseña,
tengo extremidades de mantis dislocada,
y mentalidad de salamandra inversa.

Se adapta el medio a la impúber criatura,
sucesora de las quedas y la flema de efemérides,
tanto dicho y nada,
me desmemorio,
y arrancamos los lóbulos, los esparcimos,
imbuimos los segmentos del reverso
y cosemos los deseos en el torso,
pedacitos de carmines, de rosáceos,
límenes sin mínimos, sin expedientes,
¡No hay valúa rauda de conformidad convexa en ningún pliegue!
Se apremian las expiraciones por la pieza,
¡Reverberan el sexto, las paredes se desnudan!
¡Se copulan! Indigestas de silencio,
vertiginosa la debilidad de estos cimientos,
cuando el epicentro es no acordarse.