sábado, 3 de septiembre de 2011

Este sabor  frugal se simplifica tanto,
que apenas reconozco los sentidos
y se embrollan en la disensión.
Desmenuzo parte de la parte,
agoto los instintos que me desorientan
y me gozo, me desafían los aromas,
sibarita,
epicúrea de reminiscencias,
anegada en esta atmosfera salina
con olor a piel,
a sábana nodriza y alcahueta
que me asienta en cada roce sibilino.
En un solo segundo puedo dilatar el tiempo
y me recreo,
soy tus labios, soy mis besos,
soy tus manos, soy el trémulo apetito,
la codicia,
el silbido del silencio antagonista
templado y perentorio.