miércoles, 15 de septiembre de 2010

V DE XXII

Me dejo llevar por las memorias para sospechar el cierne
y presagiarme piel y lecho destilando aceite de molino.

Esta desigualdad de lubricidad libídine no tiene fondos,
peregrinos en la reiteración de aquel pasaje de lenguas empuñadas
que embebían verbos musitando lóbulos y prominencias,
degenerando el género de lo divino y lo vedado,
un claustro comedido a nuestro paladar de escarpia,
a veces tan oscuro y sangrante.

Codiciosos de altruismo al dar por dar y dar
sabemos de la relatividad y de los figurantes que acometen,
fuimos, somos, yaceremos versos que transmutan en materia,
arte elemental de nuestra alquimia de extremidades.