domingo, 7 de noviembre de 2010

Domingo 7 XXI DE XXII

En el pálpito de quien besó mi mano
y bebió mi aliento,
me siembro,
sin acostumbrarme a ser caricia y deslizarme
bajo las fallas y los senderos regresados.

No quiero acostumbrarme a nada,
ni necesito estigmas en el pecho,
quiero andar y desandarme
vestirme y desnudarme,
ser vertiente a contrapaso de mis actos.

Llevaré cada eslabón en el reverso de mi espalda,
y expatriarme en tus escamas
será el irreflexivo don de mi exhalar sin branquias.