domingo, 22 de febrero de 2015

No puedo acusar siempre al ocaso
como quien pronuncia un nombre con melancolía,
la añoranza consume la carne, consume al hombre.

Las cosas son tal como son, ni blancas ni negras
y los matices, una subjetiva forma de tener recuerdos,
de hacer planes, deshacerlos y olvidarlos,
un defecto innato pero necesario.
Este pequeño y palpitante soplo de realidad
nos lleva hasta los sueños,
otra realidad que comparto por empatía o por nostalgia,
no lo sé, solo profetizo con la perseverancia y el esfuerzo,
pero a veces ni con eso es suficiente.

La vida se vive cada día y cuesta,
a veces cansa otras descansa...
la felicidad un mito de un segundo aleatorio
vivir no es fácil, morir tampoco.