sábado, 1 de mayo de 2010

Sábado 1 de Mayo INTRÍNSECAMENTE LLUEVE Y AMAINA Y LLUEVE

Y por lo visto tenía la palabra entre mis fauces
y mis atornillados dientes,
una expatriada sacudida que solo puede abastecer
la sosegada liquidez de un dique,
los espasmos moribundos de una presa,
la cabeza desmembrada en guillotina
manoteando un guiño en su postrema función,
una garúa consecuente, la interina imberbe.

Y amaina la alborada,
que no llegó a ser noche,
ni tan siquiera sé si fue tormenta,
la tempestad intrínseca,
bi-tri-cuatri-polar
no daña por dañar,
no es insubsistente,
es la naturaleza humana, justa o injusta,
¿Quien juzga?
¿Quien pone el tablero?
¿Quien juega a las damas?
¿Si es blanco o silvestre negro en cautiverio?
Una impresión que se diluye tinta en vena,
este fluir de grafías,
mescolanza documentada de un invierno, una afonía,
siento, pienso, peno, río, sueño, muero, vivo,
DEBO.