domingo, 27 de marzo de 2011

Sábado 26 REMINISCENCIAS VIRTUOSAS

Me deje abrazar por el mentón
que se arrullaba en la mejilla de mi pecho,
sitiado en el pálpito creciente
de la simetría nodriza de un susurro,
un lugar donde los querubines se dormían
y me decían con murmullos inconscientes
que podía descansar,
esperar hasta que el roce con mi almohada
fuera tan etéreo y descarnado
que lograría ver los pies del tálamo,
de aquella extraña criatura con alones
que tantas noches se llevaba mi premura
a través de una furtiva garganta
para poder advertir a vista de deseo
mi propia efigie onírica o simplemente amortajada
por tantas huellas erigidas en el desvelo de las sombras.