viernes, 6 de noviembre de 2009

Viernes 6 Campo Santo
















En el abandono fusco, aguardas,
como un ángel abatido,
soliloquio, no puedes errar.
Asido entre muros de hiedra,
has visto a la muerte arrollar.

Tus ojos, se muestran desnudos,
y penan, no pueden llorar,
enamorado de espectros,
cruzas noches de cristal.

Sombras suaves, campo santo,
briznas que gimen pesar,
almas que vagan aciagas,
solo piden descansar.

Inertes, muertas, sesgadas,
claman por su libertad,
tu les das paz y silencios,
y no apremias nada más.

No necesitas suspiros,
ni lápidas que derrumbar,
porque tu historia es más triste,
condena por siempre a velar.

Ángel de piedra dormido,
tu, jamás podrás volar.