El desafío de la piedra
fue la sien del andariego obtuso,
y cayó en su propia brecha flaqueado,
peco de incauto y lerdo,
pensó que tal vez si no pensaba
pensaría demasiado
para salvar el singular de sus plagas.
Yerró, y se desangró en el reguero
embebido por el propio cauce
de su semejante entumecido.
fue la sien del andariego obtuso,
y cayó en su propia brecha flaqueado,
peco de incauto y lerdo,
pensó que tal vez si no pensaba
pensaría demasiado
para salvar el singular de sus plagas.
Yerró, y se desangró en el reguero
embebido por el propio cauce
de su semejante entumecido.
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