¿Para qué inquirir en las palabras laureadas?
siempre es el discernimiento ajeno
el insulto que apuntando a bocajarro
tira al centro de una gracejo de lombriz.
Designo a la improvisación, embajadora,
así, si bailan las grafías entre la melaza medular
del maquinal trance de estar cuerda
y se velan los colores por segundos en cada parpadeo,
podrá llegar a ser instinto del espontaneo mohín de una seña,
el cierre de buena cosecha,
o un talón con el tendón quebrado.
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