Cuando eche la falleba en estos ojos
será para deducir que existe un solo amanecer,
que entre frugales caídas de pestañas
se ampara mi egoísta devoción por ti,
porque mi excentricidad se apea por tus vías,
sube en el vagón de mercancías peligrosas
y se inflama.
Hoy las motrices circunstancias
se hacen escalera, un fuselaje reciclado
en manos de un artífice del nada sobra,
así que coseré mis párpados hasta el regreso,
ya no lubrico más mis carestías (miento)
de hecho, concurren a todas sus guardias,
porque si existe algo y más que cierto,
es lo que nosotros profesamos sin jurarnos.
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