Escribo
estas palabras libres que naufragan en la esclavitud,
sacudiendo
la cabeza en esta tregua para liberarlas,
afilando
la lengua entre barrotes,
porque dicen
que si pasa entre los hierros
el cuerpo
va con ella.
Pero no
es cierto, no se doblegan, no me dan paso,
me encierran.
El
secreto de esta evasión imperativa,
está en
lo efímero y dramático de un parto,
en un lugar
donde el cerebro
aguarda
una actitud ilustrada,
reposa adormecida
hasta que diga “ Basta”
Será
entonces el momento
de dar
cuenta de que hay cosas
que no pueden
existir en cautiverio
y se fundirán
las trabas sin necesidad de esfuerzo.
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