Creo en el devengo y en la inercia
de mi propio hueste de fisonomías,
un rostro para cada prenda o vestidura,
el gesto dadivoso y dádiva de cada poco
que resulta una magnánima proeza.
de mi propio hueste de fisonomías,
un rostro para cada prenda o vestidura,
el gesto dadivoso y dádiva de cada poco
que resulta una magnánima proeza.
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