Soy libre de mirarme sin ejemplo
y de bailar algunos pasos que me calzan,
ser el esternón que rehíla y se contagia
cuando me muestro entre concordias con mi risa,
y entre la dicha y mis auxilios no hay distancias
ya no hay ranura donde sepultar los gestos
y si la hubiese, además no pienso hacerlo.
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