Me he anegado en la evaporación de sus océanos
sin temer y sin temor a puniciones,
me pierdo entre los apellidos
de los arrecifes bastardos
y no consigo acordarme de ninguno,
prefiero considerarlos con mis manos correctivas
modismo por salir más pronto de esta agnosia
y estremecer de la erosión sin más ausencia.
Porque sigo sin seguir despierta cada víspera
y me rasguña, me saquea la afonía de un bostezo,
es esta no soledad concertada
que ya no tiene pretexto,
solo días en que agita las esperas.
Y hoy deseo estar equivocada en la noción del tiempo,
que simplemente sea simple,
quiero y quiera, un suceder
una noche de sus sueños y un devenir exhalado,
no importa donde ni como, no inquiriré,
una sola ofrenda sacra a merecer sin juzgar.
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