No me duele el paso de los años,
me punzaría el no poder enumerarlos,
y advertir como mi cuerpo se transforma al paso,
quiero ver surcarlos tardos.
Adoro esos pequeños frunces,
que imprimen sentimientos en mi rostro,
estos son de lo que me reído
y estos otros de lo que llorado.
Expresiones llenas de epigramas,
que se muestran como anillo de árbol
y se ojean como libros rasos.
envejecer feliz contigo al lado
y escribir historias inmortales,
convertirme en dulce centenaria cana,
coleccionista de octubres pasados.
Me encanta. Lo veo tierno y melancólico. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Milagros, un abrazo
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