La voz se tornó color bruñido,
y un matiz se diluyó en labio de metal,
el espontáneo clamor
rasgaba los cristales de velo,
y los dactilares improvisaban,
perfilaban escudos etéreos
impregnándose el retiro.
La metamorfosis era un estallido
de afinidad temperamental,
una jam session de género inverso,
concavo y convexo.
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