Se tercio en noche techada,
sombría, inquiría tormenta,
me estremecí en el silencio
al ver aquella silueta negra.
Acechando detrás de una verja,
vieja oxidada y excelsa
se desplazaba despacio
me espiaba, estaba quieta,
y yo quebraba mi paso
acelerando mis piernas,
mi corazón y mi inercia.
Crucé a prisas sin razón,
podía escuchar su aliento
y oler su fétido hedor,
que me recordaba a muerto.
La verja se abrió tras de mi
me giré y no había nadie,
solo la puerta llorando,
dando señales al viento.
La sombra aciaga no estaba
inspiré y seguí mi lance,
pero aquel vaho pudiente
me seguía hasta dolerme.
Seguí escrutando hacia el frente
y apareció sin pensar,
corría veloz hacia mi,
veía sus ojos ardientes
y el olor se hacia fuerte.
Salí huyendo tras la nada
y oía su voz hostigante,
rumoroso escalofrió
entre alarido y respiro.
era una criatura espectro,
sentí el terror en la espalda
punzante dolor, delirio,
me atravesó con su garra