sábado, 5 de junio de 2010

Sábado V DE POETAS Y MALDITOS

Me descarto de los reyes y las damas,


alterno sonámbula

en mancebías para poetas malditos,

por fruición

en pervertirme de la nostalgia corrupta

y de las elásticas palabras

que valen su peso en tendón.



Una mesa, cuatro sillas, ocho sombras,

una copa desgastada, esmerilada, truncada,

reminiscencia de los labios aprendidos

de miserias y tuberculosis.



Beneplácito desencajado de maxilares

en hablar el lenguaje de los locos

y los signos de los sabios y la savia.



Mientras, soborno a mi lengua

con prótesis de relicario,

un detalle corolario

de la ambigüedad latente

en mi escritura,

una demencia incorrupta

que prescribiré a mis semejantes.