martes, 16 de agosto de 2011

Martes 16

El alcance de mis manos
es esta verdad que no me causa más desorden,
se complace inspirando y espirando
cualquier instinto que te inhale.
Siendo solo un soplo de aire comprimido
entre los apéndices palpitantes,
todo mi cuerpo se transforma en latido,
sacude el firme, hace temblar lo sólido,
lo relamido,
lo escuálido y macilento,
y el líquido se vuelve trémulo,
diseminando fruiciones
de un lóbulo que saca pecho.