martes, 29 de noviembre de 2011


Hacer una revolución de los amaneceres y las lunas,
cambiarlo todo,
quitarse la camisa y empezar de cinco.
Sencillamente hay que saber o que querer,
como desabrocharse el cuerpo y acordarse del frio,
desencajar los maxilares y sufrir el hambre,
zozobrar hasta salir a flote con la sal
y encharcarse los tobillos,...
y en la brisa..., un olor a aliento
que esconde el miedo en un resuello,
porque la hermosura
es una palabra fácil y a destiempo

viernes, 18 de noviembre de 2011

POEMAS DESDE EL METRO

Recíprocos,
por llamarle de algún modo
a lo que un día tuvo nombre,
a la marea,
a todo lo que se respira y se derrite,
al verbo,
al que no dejo de engullir
y se transforma en palabra.
Aquí me excluyo
y me solazo
con la misma propiedad
de no estar nunca zincelada,
aunque el jade
sea un lustre de mi piel de agua,
porque solo es un reflejo,
engaña.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Y ver el sol candente volverse un espejismo rojo
con un cendal de púrpura espolvoreado a lo largo y ancho
de un horizonte que se pierde y se desangra entre un paisaje agreste
que recibe la visita de los ojos incrédulos y los sentidos sorprendidos.
Anochece sin piedad y sin consentimiento,
cae suavemente la cuchilla de una guillotina espesa y casi negra.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Solo para mis ojos,
un poquito de ternura,
y llueve…
un azul gozoso para los asedios
y un viento frondoso
asgando la hojarasca entre sus belfos
farfulla palabritas de arándano.

Se otoña el simulacro de los días cortos
y me gusta deshojarme en los escaparates
con el pañuelo que se vuelve trémulo
y se aferra a una garganta que se atilda.

Permanezco erguida en cada paso
empeñada en referir las escaleras
que a diario me devuelven a la calle,
cada uno de los baldaquines me saluda
y llueve…

domingo, 6 de noviembre de 2011


Empezar a ser persona depende,
¿De que depende? ¿De una nómina?
¿Anémona con una cuenta y 20 dígitos,
y el privilegio que se vuelve verde
mientras el púrpura se oculta?
Un crepúsculo de los anocheceres del insomnio;
Y del que auguro un sin final de tanto oscurecer
en tantas bocas,
que me solazo en el despunte más entero.

martes, 1 de noviembre de 2011


El gato,
relamía su patita pétrea
y residía manso entre esa delgadez de bicho flaco y la locura.
Cohabitante de las garrapatas con las que desagradarse
se servía de su propia raspa de alimento,
casi ciego y casi renco
el gato,
paseaba por la sombra de la luna
y esperaba de sus siete vidas,
una.