miércoles, 8 de diciembre de 2010

Miércoles 8 AUTOPSIA DE UN DICIEMBRE IV

Estoy de vuelta al vaho de las ollas
bisbisando aliento en mi faz,
cada mínima expresión se torna una papiroflexia,
un museo de pequeñas formas y terrones
que aderezan mis conductas cognitivas.

Me cuido de las quemaduras y me aceito las manos,
poco más que menos, despacio, mascullando los tempos,
y he aprendido que el silencio no me gusta,
de hecho, no me sirve,
aunque sea un grillo, yo lo escucho,
aunque sea el primigenio instinto curioso.

Quiero rebañar con mis nudillos las cadencias mudas,
relamerme sin pensar en protocolos
y así llego al punto de carencia, el clímax.

Martes 7 AUTOPSIA DE UN DICIEMBRE III

He renunciado a la cordura
de los días sin sus noches,
he recorrido las calles
pensando en el equilibrio de mis piernas
que no son mas que efímeras esfumaturas si te piensan.
Amo esta enajenación que me acicala,
esta orla que es de asombro y que me lleva de cabeza,
me arremete sin prejuicios,
sin condenas, sin palabras, loca
¡y es que…!
me desquicio al no tenerte y sin embargo
¡y es que…!
la distancia se me acorta y yo con ella,
ella mis venas, mi suplicio, mi codicia, mi cordura,
mi apetencia, mi vehemencia
y con mis ganas, … yo con ellas.