domingo, 28 de agosto de 2011


Hoy el cielo se desmorona por segundos,
la arquitectura de sus propósitos
se ha vuelto una argamasa
con intenciones de gris.

No llueve, medita,
no hay ropa tendida, desconfío,
la ventana es una intrusa
en el afán de ¿un cielo protector?
¿o de un importuno huésped que me desvela sin asenso?

Huele a pan, icono de la brisa
y atiendo mi curiosidad,
mi hambre por vivirme
en el vaivén que se perfila
en el retozo de unos labios
bosquejando un sueño.