domingo, 8 de enero de 2012

EN UN LUGAR...

He soñado que mi cuello se doblaba y asentía,
se volvía blanco, se volvía mármol
y he sentido un beso almidonando mi cintura,
encorsetando cada vértebra en codicia,
una por una, remachando los discos lumbares
para pervertir las sombras
con un dulce juego de apariencia sinuosa
entre los bastidores de mi mundo.

He soñado por el placentero bosque de dormir despierta,
porque la realidad no espera y no entiende a los ojos cerrados,
ni tan si quiera se conmueve
ni alterna derramada entre sonámbulos ensayos.
La piel se vuelve fría, se vuelve luna, se vuelve láctea,
se puede beber en su reflejo
y deja de ser una figuración entre los labios,
todo para ser un solo todo, sin juicios,
sin expectativas variopintas,
un solo deseo desleído en el manjar voraz de un solo aliento.