lunes, 7 de noviembre de 2011

Solo para mis ojos,
un poquito de ternura,
y llueve…
un azul gozoso para los asedios
y un viento frondoso
asgando la hojarasca entre sus belfos
farfulla palabritas de arándano.

Se otoña el simulacro de los días cortos
y me gusta deshojarme en los escaparates
con el pañuelo que se vuelve trémulo
y se aferra a una garganta que se atilda.

Permanezco erguida en cada paso
empeñada en referir las escaleras
que a diario me devuelven a la calle,
cada uno de los baldaquines me saluda
y llueve…