martes, 19 de octubre de 2010

Martes 19 XVII DE XXII

Reverberando argumentos no soy nadie,
alguien, para mis labios tantas veces sosegados,
tan pocas sin embargo,
apreciando y recreando este sabor a labio afín.

Ahora que llueve, descansan mis manos sobre la constancia,
la encantadora de constancias en el ritual de ser perenne,
incansable, como su nombre no indica.

Los atajos nunca fueron para nuestros pies
ni más sensatos para nuestras manos,
sin prisas, actuando en la seguridad de tantas dudas,
consecuentes, hemisféricos y circundantes,
locos sin azar , compendio de los relámpagos.

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