sábado, 23 de octubre de 2010

Sábado 23 FIGURAS INTRÍNSECAS Y TRANSFERIBLES I

Las rosas eran de tierra y ceniza,
los tallos de sal sin vértices
ni escarpias yuguladas.

Brotaban del vergel más fértil,
donde la lluvia pedía permiso
y el viento no osaba.

La delicadeza gris de sus pétalos
sollozaba rocío, piedras, gemas sin pulir
ambicionando transcurrir por el salobre sinuoso,
el de su delgada equilibrista acantilada
cristalizando la luminiscencia
en la vereda de vidrio.

Su avidez y su castigo,
impregnarse en su propia cognición
de evaporarse en las salinas sin maneras,
en las marismas con aroma macilento,
entumecidas,
por el perfil a contraluz de madrigales.

Corolas de grafías, letras mudas
para amenizar un baile de espejos
en la noche nunca oscura,
nunca sola en la mudez de aliento extrovertido.

Y ahora canta, ahora llora,
lobulares credos los de quien clavó sahumerios
y recolectó inspiraciones.



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