Si persiguiera el sorprenderte,
si me lo propusiera,
no sabría como obrar,
es la naturaleza de lo que no razono,
una intuición que va más allá
de un pretender ser o parecer estar,
no tengo tal necesidad.
La necesidad viene otorgada de una mano,
la que tengo y que presumo,
por lo que siento,
esta vástaga pasión peregrinando por los siglos,
y es tan magnánima,
que logra sorprenderte por deseo legítimo.
Hijo predilecto de mis calles,
te hago entrega de la llave,
es tú emporio,
que así sea y yo lo vea a tú lado.