La ninfa de las apariencias me orla de albur,
adorna con arpa y lírica mis gestas,
es murmullo de mi mácula, un rumor.
Amada sombra, me seduces hierática
en este entendimiento
que desentiende las horas,
tan mío como mi espina dorsal.
¿De donde sale la serpenteante lluvia
que me involucra entre el rocío y la escarcha?
Dime,
Sálvame de la condición humana,
vincúlame en los tornasoles y las madreperlas,
no seré yo quien suplique,
solo te pido,
no por dos veces, ni tres,
solo cuatro,
más tarde la indeferencia,
ya lo ves, no soy la imperativa astucia,
no te privo de tiempo,
ni tan siquiera pretendo,
ni lo quiero,
ni lo asiento ni consiento.
lo desprecio,
¿Estólido vástago que oxidará mi ego?
Dime,
Pero llévame tras los cristales,
rasga tu manto, insisto, no suplico,
arrúllame en el nácar de tu esfera,
estoy dispuesta, lo sabes enfática,
yo te he devuelto los versos,
y tu me debes... Una épica enseñanza.
ala! que bonito.
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