No es primera vez, mis ojos se resisten a la luz,
no quieren distinguir, solo intuir el deseo,
así que duermo y mis sueños ni se asoman,
tienen miedo de encontrarse con el linde interceptado,
mis neuronas reposan y mis células oxidan
en el fértil proceso asimilable reflexionando su éxodo.
Reservo en la medida incontenida el continente,
en el pleito insalubre que es sintético adictivo.
No se si yazco entumecida en mi cama,
¿O es homicidio imprudente?
De todas las maneras de morir
que se me ocurren miles y desconozco cientos,
esta es una de las que me agrada…
queda otra, que me guardo,
para contármela en cuerpo de historia
cuando me acuesto y me niego a no soñar.
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