domingo, 11 de septiembre de 2011

El miedo
nos torna vulnerables ante el mismísimo miedo,
nos paraliza, nos contrasta,
se infiltra en las arterias,
en la garganta, en la lengua de la garganta,
exprime el músculo, la razón, la sinrazón y el sacro,
estalla
y nos deja del revés,
expuestos.
Hay que sacudir los pies muy lentamente,
cauterizar y ser colateral en cada juicio
agarrando esta zozobra por las astas.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Detrás de mí estoy yo,
respondo de mi extenso elenco de defectos
y puedo presumir de un largo etcétera
que abraza mi pequeño prisma.
Detrás de mí, siempre estoy yo,
me reconozco en el espejo de tu gesto
y a duras penas
puedo levantar un hilo de mi inabordable palabra.
Esta afonía no es innata ni es ambigua,
las ambigüedades sobrepasan cualquier intención
y dejan al desnudo su ponencia.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Novicia en la perplejidad de los golpes
disimulo un cárdeno desliz,
sigo siendo la neófita de mi trastienda.
No volveré a tener más miedo de mi sombra,
me cobija y solo tengo una,
y aunque lejos me quede la facultad de ser árbol
puedo agradecer su lejanía, existe.
Ya no pintaré de sepia estos pasajes,
amarillean sin auxilio
y con su menudeo consecuente
se tornan cenicientos.

martes, 6 de septiembre de 2011

El hábito que enluzco
profesa en esta mácula que exige un precio,
se declama incorruptiblemente
en los apéndices partidos.
El  eterno “yo” del sin y con las prisas,
una confesión interminable urdida con perfumes
sobre un cendal  de hilo que ahora esconde un rostro
y desempeña  la perplejidad de un gesto en el sudario,
el rostro subrepticio de los días.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Este sabor  frugal se simplifica tanto,
que apenas reconozco los sentidos
y se embrollan en la disensión.
Desmenuzo parte de la parte,
agoto los instintos que me desorientan
y me gozo, me desafían los aromas,
sibarita,
epicúrea de reminiscencias,
anegada en esta atmosfera salina
con olor a piel,
a sábana nodriza y alcahueta
que me asienta en cada roce sibilino.
En un solo segundo puedo dilatar el tiempo
y me recreo,
soy tus labios, soy mis besos,
soy tus manos, soy el trémulo apetito,
la codicia,
el silbido del silencio antagonista
templado y perentorio.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El otoño de mis calendarios, nunca falla, por más que los abone,
los irrigue y agasaje, siempre se deshojan.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Me he despertado enredada entre la telaraña de un suspiro,
no dejaba de tejer en el hilero de mi respiración,
tejía y tejía ante la atenta perplejidad de un ojo vuelto insecto.
El aliento era una canilla,
la mirada un propósito.
Se avecinaba un invierno tardío y rengo.