Esta comprensión que me limita
es una inmolación descontrolada de racimo
y es que lo que afirmo, lo remacho,
ya no quiero domarlo con narcóticos,
simbióticos, filantropías en formol
así que a pecho prendido, me rindo,
al subyugo de esta boca no es la mía,
demasiado tiempo asilvestrando a los silencios,
sincopados y mudos,
una terminal de lodo y barro.
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