Cada oscuridad permanece ecléctica
como muesca de los días cambiantes,
y te has dejado las uñas tras los muebles
inanimados que se animan ,
que dilatan
que te ahogan
en espacios que aparentan
algo o alguien.
Es ahora cuando resuelves
ponerle nombre a las sombras
y etiquetarlas en la morgue del recuerdo,
cubres su rostro en sudarios
y chao a este suplicio,
a esta asistencia basura que mengua.
La casa se viste de largo
te mira y se asombra,
nada puede y nada temes,
la refulgencia que luces
es un retozo endiosado
y concluyes guindar las paredes
con la reliquia de tus uñas y tus dientes.
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