Algunas veces frecuentaba las distancias
con sus dedos pulgares,
el mundo en sus manos de pañuelo y de cristal,
de un soplo sus labios truncaban la realidad pautada con sus linos
y guardaba en las mangas faralaes, pedacitos de irrealidad.
En cada paseo de miniaturas,
sus ojos adquirían una nueva ráfaga de girasoles,
se ataviaba de ilusionista aprisionada por sus dotes
y preparaba sus párpados de crisálida
para el opiáceo de su puesta de largo.
La puesta de largo de tu poema me ha puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarEs preciosa esa sensación de "jugar a solas"
Un saludo, te sigo!!