Tras la mirada indiscreta
veo un rostro que levanta el día,
cada espejo tiene el suyo
o el del otro o el de nadie,
o ninguno,
pero a mi me sonríe el mío
y me impele a la aventura de vivir
un nuevo ciclo,
doce horas sin espera y sin permiso
anidadas donde termina mi sombra
y arranca el albur ....
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