Tus manos no mienten
cuando se acuñan de sol,
ni las palabras cuando se calan
en el léxico de tus labios reinventados.
Reconozco en este rostro una caricia
en el espejo de irrealidad circular,
en las miradas que se ocultan
de la claridad nocturna,
ecos luminiscentes de presencias.
Y me empeño en este retoñar de sutilezas,
de ofrendas que mezo,
de tu lengua,
de la misma que me dicta una conciencia,
y que es la misma que me besa
que me inquieta
que me sorbe
y que me quiebra.
Y dame tu voz de auxilio para detenerme,
para resarcir un nada que procure
ser una vaina en el río,
dame apéndices de los abrazos
en la orilla de mis mares,
que yo sabre darte
un rosetón a mis ojos
con vistas cenitales de doseles
y sabor a néctar de ralea.
[todo o mundo se reinventa dentro do corpo, de corpos que transportamos no interior, como se fossem o nosso]
ResponderEliminarum imenso abraço, Mafalda
Leonardo B.