Misógino es el salto ocioso de las letras
en este oficio de tinieblas que se aviva
por la inercia de tenerse en planta.
A mi la vida no me enseña, me sacude,
zarandea en unas manos de quimeras
y centrifuga silencios...
hasta que sorbe mi ultima molécula,
que es efugio y una puerta
en las palabras que relamen
en su propio camerino concurrido,
los albures de un albor desordenado.
Reflejo de una dueña de si misma
y su despiste,
concertando con las pautas de un diario...
Muy hermoso.Me ha encantado.Un abrazo
ResponderEliminarGracias Milagros, siempre es un placer tenerte por aquí!! Besos
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