He visto al astro que desagua,
impaciente, consecuente y sin premura,
sabe a sabiendas que llega tarde a su cita
y despierta a las tortugas del desmayo,
moja las lunas, bebe sin perdón y sin permiso,
soberbio y fatuo como pocos,
sin duda tiene todo el privilegio
y una concubina muda, que acalla sus quedas,
preñada, despreñada, oscurecida,
y se prende de virgen en sudarios blancos
las noches más pervertidas,
viste su lujuria, su cutícula y su albor,
¿Cuantos ojos desgajados le harán la corte?
Indiscretos, con sus huesos tartamudos,
inalcanzable para los pies que tropiezan
con su propia gravedad, lastimeros y en desidia.
Su mudez es el aullido del poeta compungido,
o enviciado con ojos sin orbitales.
No la recuerdo de lejos ni me tienta el hacerlo,
yo también yací con ella, confieso,
y de cerca, es tan bella como la recitan,
una loca desmedida, un festejo de perplejidad,
una orgia de arcanos y quimeras,
un orgasmo emanación de mis labios.
Orgamso en quimeras de los labios del poeta. Preciosas palabras que nunca quedan en el olvido. me gustaron mucho tus letras.
ResponderEliminarwww.falsario.org
Gracias Falsario, visito tu web.
ResponderEliminarSaludos