La credencial de ser y estar
se alcanza en las esquinas
de la calle del olvido,
donde reinventarse es un don
y una virtud que desflora escuelas,
las que me ilustran
las que me llaman presa.
No es por temer que temo
no es por mentir que miento
no es por saber que sé
no es por creer que creo,
es una casualidad inexistente
y lo real deja de ser,
y lo ilusorio
espejo trigonométrico,
perspectiva caballera,
isométrica y frontal,
que me acaricia las manos,
estas, que todavía,
no hablan de años,
ni de prudencia, ni ciencia.
Iniciadas en la pericia tácita
de parecer un astro
un fulgor que adula el aura,
un desconcierto,
una nota,
un do mayor, un do menor,
un amanecer que a veces opina
como diplomado milenario,
me gusta escuchar al anciano,
sabe de matices,
y es una luz... que ha vagado.
La caye del olvido donde anda
ResponderEliminarel horgullo como pero herido
ser por ser sin ser y sin sentido
estreyas apagadas
filosofa mujer tas echo un lio.
Federica