Sin tiempo, pongo mi resto,
me arresto e inhibo mi tiento,
presurosa y efectiva alumbro,
y me asombro de falacias,
que celada me pretendo
sin perder así mí espacio,
este que anhelo impedida
al que atiendo inconsentida.
Santificando su nombre
su suerte y su estirpe en salmo,
me rememora mi cielo
de afables amanecidas.
Y si despierto cohibida,
o si fallezco dormida,
cárdena de mis tempranzas
o retiradas de esparto,
porque tengo muchos días
y la Calandria que espera,
duerme enturbiada en calima,
ya no canta en nuestras citas,
no hay nadie que este escuchando,
y vanidosa en su espera
nos aguarda y nos concede,
el privilegio en su duda,
la maestranza anhelada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario