El margen de aquel afluente era un huelgo de sutilidad,
albo, salinero y silenciosamente liso.
albo, salinero y silenciosamente liso.
Escandalosamente un dulce recorrido
que ruborizaba a los temores más sensatos.
que ruborizaba a los temores más sensatos.
Un origen y un final a todos los los caminos.
Buenos pensamientos, un grato placer pasar a leerte.
ResponderEliminarte deseo una feliz semana.
un abrazo.
Muchas gracias Ricardo, bienvenidas tus palabras!
ResponderEliminarUn abrazo