Amarillea el ocaso y yo me voy nutriendo de hojarasca,
se me hidrata el músculo inferior al pecho
y elaboro cátedras de alguna especie de estrategia.
Vuelvo a recaer en ese pensamiento insano pero necesario
para equiparar el viento del oeste y el del este,
se enmaraña el pelo y teje un velo tras los ojos,
se me antojan cientos de palabras
y me anidan en el mismo eje de un truncado paraíso,
un sazón con hueste que me da vigilias
y me agita el polvorín del todo llega.
se me hidrata el músculo inferior al pecho
y elaboro cátedras de alguna especie de estrategia.
Vuelvo a recaer en ese pensamiento insano pero necesario
para equiparar el viento del oeste y el del este,
se enmaraña el pelo y teje un velo tras los ojos,
se me antojan cientos de palabras
y me anidan en el mismo eje de un truncado paraíso,
un sazón con hueste que me da vigilias
y me agita el polvorín del todo llega.
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos
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